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(Novela) ¿No es mucho mejor ser una mujer malvada? Capítulo 147

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La 4ª reina miró a Mia, quien parecía haber malinterpretado algo, y contempló por un momento.

 

“No necesito decirle la verdad a una niña que muestra respeto por mí”.

 

Era suficiente con que Mia actuara bien como una santa para su hijo, el 3er Príncipe.

 

—Mia. He creado un escenario en el que eres el personaje principal, así que debes mostrar la actitud y seguir los pasos correctos. Lo estaré anticipando.

 

Mia volvió a inclinar la cabeza y la 4ª Reina, que la había despedido, convocó a su vasallo, el marqués François.

 

Incluso a los cincuenta, se jactaba de una apariencia suave como si el tiempo se hubiera detenido, y era una figura popular entre las damas de la alta sociedad por su apariencia sobresaliente y su actitud caballerosa.

 

—Marqués François. Haga que la protagonista del debutante de este año sea incondicionalmente Mia Binoche. Es el mejor en crear un gran escenario en el mundo social, así que estará bien sin necesidad de que diga algo.

 

—Seguiré su voluntad.

 

—Bien.

 

Mia Binoche no ha mostrado mucha presencia en el mundo social en el pasado, pero este asunto podría darle un gran impulso.

 

—Pero, Maestra, dado que apareció durante la ceremonia de incienso…. ¿Y si la verdadera Santa sale en persona? Debe haber un límite en la forma en que Mia puede pretender ser la verdadera usando Sangre Santa.

 

Ante la pregunta llena de preocupación del Marqués François, la 4ª Reina tenía una sonrisa cruel que se asemejaba a la de un demonio.

 

—La mataremos.

 

Quienquiera que sea, por cualquier medio.

 

Afortunadamente, las acciones de Mia hasta ahora han sido muy dedicadas.

 

Mia es popular entre miles de personas, por lo que mientras lidiaba con batallas de opinión pública, planeó usar brujos fuertes como Albert, un brujo que trata con monstruos tipo insectos, para deshacerse de la verdadera Santa. Incluso con todas sus fuerzas.

 

“Eso sería bueno. He estado sufriendo por no poder encontrar a la Santa”.

 

Estaría bastante agradecida si la verdadera revelara su identidad.

 

Tan pronto como se estableció el esquema de la búsqueda de la Santa, que era como atrapar nubes flotantes, el nerviosismo desapareció.

 

“Estaría bien enmarcar al Príncipe Heredero atándolo bien”.

 

Su cabeza comenzó a rodar rápidamente, y sus ojos brillaron con un azul deslumbrante.

 

Era como si un demonio hubiera descendido sobre la tierra, por lo que el marqués François cayó sobre su rostro, temblando.

 

 

* * *

 

 

Isidor y el duque Seymour decidieron callar por el momento el hecho de que Deborah había manifestado poder divino.

 

Como resultado, también se mantuvo en secreto el hecho de que Isidor resultó gravemente herido por el espíritu maligno.

 

—Duque Visconti. Descanse en Seymour por el momento. Ya avise a su familia.

 

Sabiendo que cuando regrese con su familia, inmediatamente se verá sometido a una carga de trabajo asesina, el duque Seymour se hizo cargo de la situación de Isidor.

 

Era una consideración que no era propia del duque Seymour.

 

Si hubiera sido un caballero, no habría ni resoplado, pero el hecho de que Isidor fuera un mago fue una de las principales razones por las que el duque Seymour tuvo que derribar el muro.

 

Si Isidor no se hubiera tomado el tiempo de enfrentarse a los monstruos, no habría podido completar la magia de séptima clase, por lo que se sentía un poco endeuda.

 

—Gracias. Duque Seymour.

 

Aunque su cuerpo estaba bien, a Isidor le gustaba pasar tiempo con la princesa bajo el mismo techo (?), por lo que rápidamente aceptó la propuesta del duque Seymour.

 

“El tiempo vuela.”

 

Ya era el tercer día consecutivo que despertaba en la casa de Seymour luego de la ceremonia de incienso.

 

—Duque Visconti. Sé que se divirtió jugando al yerno redidente*, pero regrese ahora. Por favor. Los papeles se están apilando como una montaña por aquí y por allá.

 

(N/T: 데릴사위, el esposo que vive con los padres de su esposa en su casa.)

 

Miguel, que vino a traer la ropa hecha a la medida de Isidor y algunas pertenencias, suplicó, pero él no pareció escuchar.

 

—No hay nada que pueda hacer al respecto, ya que el maestro de la torre lo solicitó. Es una cuestión de amistad entre familias.

 

—¡Usted ni siquiera se preocupa por el Príncipe Heredero!

 

—¿Cómo puedes comparar a mi futuro suegro con el Príncipe Heredero?

 

—¡Escuché que incluso reveló el hecho de que es un espadachín mágico al público durante la ceremonia! No es broma, puedo incluso construir un castillo con las cartas que llegan. Ayúdeme. ¡O acepte mi renuncia!

 

—Voy a descansar un poco. He hecho mucho trabajo sucio desde que me convertí en jefe de estado.

 

—¡Yo también he trabajado mucho!

 

—Si. Conozco tu arduo trabajo. Duplica tu salario. ¿Qué te parece?

 

—… Claramente dijo “un poco”. Si no regresa esta noche, no volveré a Visconti.

 

Isidor, que a duras penas convenció a Miguel, que había perdido la razón, lo mandó de vuelta, e inclinó la barbilla pensando que ser un yerno residente no estaría mal.

 

Luego, con una expresión relajada, miró el jardín de flores bellamente decorado por un momento y se levantó para darse una ducha.

 

Obviamente, los huesos se habían destrozado, pero parecía como si nada hubiera pasado, se asombraba cada vez que veía su cuerpo sin una sola cicatriz.

 

Él mismo lo experimentó, pero era un nivel increíble de poder divino.

 

“¿Es la princesa la encarnación de la Santa registrada en el oráculo? Mmm. Hay un lado malvado en eso.”

 

Para ser honesto, crear una empresa fantasma y evadir impuestos no era algo que pensaría una Santa.

 

“No importa…”

 

A Isidor no le importaba lo que fuera la princesa Deborah, ni siquiera si fuera el mismo diablo.

 

Desde el momento en que apareció por primera vez en Blanchia, Deborah fue como un incomprensible cisne negro que invadió a Isidor sin previo aviso.

 

Pero lo cierto era que no quería volver a ver llorar a esa preciosa mujer.

 

Isidor pasó lentamente las yemas de los dedos por las costillas limpias y sanas sin un rastro de cicatriz, y de repente se mordió el labio.

 

“..… ni siquiera durante la pubertad me sentí así.”

 

Obviamente, había sido herido de vida o muerte, pero su cuerpo parecía estar demasiado saludable.

 

Después de un rato, salió del baño con un pálido sonrojo en su rostro.

 

Mientras se ponía la ropa recién confeccionada, un sirviente informó que el té y el brunch estaban listos.

 

Como era un fin de semana largo, los dos decidieron pasar la mañana tomando té juntos.

 

Isidor usó magia para secarse el cabello mojado rápidamente y prepararse para salir.

 

Al enterarse de que el duque Visconti, apodado el hombre más guapo del imperio, saldría a tomar el té, las criadas se ocuparon del jardín y fingieron pulir las esculturas, observándolo en secreto.

 

Sin embargo, más allá de ser simplemente guapo, los sirvientes se vieron volcados por la atmósfera que filtraba.

 

—… ¿Por qué no puedo acostumbrarme a medida que pasa el tiempo?

 

La princesa Deborah de repente levantó su taza de té y murmuró un poco.

 

—¿Qué?

 

“El rostro de Isidor parece estar cada día mejor, ¿no es así?”

 

Debo haber salvado al país en mi vida anterior.

 

“¿Oh?¿Pero realmente lo hice? En mi vida anterior.”

 

La princesa Deborah bebió té humeante mientras se respondía a sí misma.

 

Isidor la observó mientras sorbía el té con placer, luego soltó una pequeña carcajada cuando la princesa empujó suavemente el terrón de azúcar frente a él.

 

—Gracias.

 

—Porque al señor le gustan las cosas dulces.

 

—Sí. Y me gusta el pastel de crema batida frente a la princesa.

 

Isidor hábilmente dijo ah, y abrió la boca.

 

Sosteniendo un tenedor ante su apariencia astuta, fingió llevárselo a la boca y untó la crema alrededor de sus labios.

 

—¿Es esto una declaración de guerra?

 

Isidor rápidamente untó la crema en los labios de la princesa, y sus ojos se agudizaron.

 

—¡¿Cómo puede el señor hacer eso?!

 

—Lo hice porque quería hacer esto.

 

Isidor tocó levemente el labio superior de la princesa, que había sido untado con crema.

 

—Por favor, haz lo mismo para mí también….

 

—¡Esta es mi casa!

 

Aunque la mansión de la familia Seymour es tan espaciosa como un hotel, se sentía un poco escéptica sobre hacer skinship porque estaban dentro de su casa.

 

Ella pateó su espinilla mientras los lóbulos de su oreja se ponían rojos.

 

Isidor dijo que se había roto la pierna, pero cuando los sirvientes llegaron de lejos con una bandeja de postres de 3 pisos, se sentó elegantemente en la mesa.

 

Por supuesto, se veía un poco raro por la crema en sus labios.

 

—Tiene algo aquí. Date prisa y límpialo.

 

—Lo sé.

 

—Uf, por cierto, ¿cuándo volverás a tu casa? ¿Tus vasallos te dejarán en paz?

 

—¿Quieres que me vaya?

 

Dándole una mirada de cachorro, Isidor lamió las comisuras de su boca cubiertas de crema. La princesa se estremeció y sacudió levemente la cabeza.

 

Para ser honesta, no odiaba coquetear estando físicamente cerca el uno del otro.

 

“Pero puedo sentir su incomodidad cuando avanzo.”

 

No era razonable para la tímida princesa porque temía que alguien abriera repentinamente la puerta y entrara.

 

—En realidad, es una lástima, pero tengo que volver esta noche. Creo que será más difícil postergar el trabajo acumulado.

 

—Ya veo.

 

—Nos veremos a menudo. Debemos reunirnos de vez en cuando para practicar el baile.

 

Isidor dijo amablemente.

 

—¿Por qué practicar el baile?

 

—¿No soy la pareja del debutante de la princesa? Tal vez otro..… No, ¿tiene otro joven en mente?

 

Cuando la princesa Deborah preguntó con una mirada de ignorancia, Isidor se sorprendió de verdad.

 

—Ah, ahora que lo pienso, mi debutante se acerca.

 

La mayoría de las jóvenes quieren realizar su debutante, la primera etapa en el mundo social, con más glamour que nadie, pero la princesa no parecía interesada.

 

—¿A quién te gustaría como chaperona?

 

Dado que Isidor le entregó el premio de la Flor del Año, la princesa Deborah podía nombrar como acompañante a cualquier dama.

 

—Ya lo decidí.

 

Ante el nombre que salió de la boca de la princesa, Isidoro tosió y escupió el té en su boca.

 

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