Los pasos que se acercaban resonaron bruscamente por los pasillos, haciéndose más fuertes cada segundo. Después de un rato, la puerta del ático se abrió de golpe, revelando a una criada. Los ojos de todos se dirigieron hacia ella.
“E-el señor acaba de enviar a Sally a la capital para recoger un vestido nuevo para la joven señorita”.
La criada habló jadeando.
“Llegas justo a tiempo. En realidad, estábamos discutiendo sobre eso…”.
“Esa niña… No, enviaron a la joven al Gran Ducado Valentine”.
La charla se detuvo y un pesado silencio se apoderó de ellos, todos quedaron sin palabras.
“Estaremos a expensas del Gran Duque”.
Las criadas cambiaron su mirada hacia Aria.
Todos ellos estaban lastimosamente pálidos, temerosos de imaginar lo que el Gran Duque podría hacer una vez que se enterara del maltrato de Aria dentro de la mansión.
Inesperadamente, algunas de las sirvientas simpatizaron con ella. Se compadecieron de ella porque había sido abusada toda su vida.
“Sin embargo, el Gran Duque no ha enviado una carta oficial de matrimonio”.
Señaló una de las criadas, tratando de tranquilizar a las demás.
No hace falta decir que sus esfuerzos fueron inútiles.
Las criadas lo sabían.
En la mayoría de las casas nobles, por herencia y alianza familiar, los matrimonios se contraían a temprana edad. Por lo tanto, la edad promedio de compromiso rara vez superaba los catorce años.
El Joven Duque de Valentine cumpliría este año catorce años.
“Bueno, ella va a morir de todos modos”.
“Así es. Será sacrificada al diablo antes de que nos haga daño”.
Originalmente, el Gran Ducado de Valentine buscaba compañeros de matrimonio solo una vez en una generación.
Entonces, la esposa tendría que dar a luz al hijo del Gran Duque y continuar su linaje.
El hijo del siguiente matrimonio heredaría sus derechos de sucesión, títulos, precedencia y propiedad vinculada, pero no era tan bueno como parece.
Eso se debe a que todas las mujeres que se casaron con alguno de los Grandes Duques perdieron la vida poco después de dar a luz.
Había muchos rumores al respecto, pero nadie sabía la verdad.
Porque una vez que te convertías en la pareja del Gran Duque, tenías que separarte de todos tus vínculos afectivos, ya sean amigos, conocidos e incluso familia, por el resto de tu vida.
No eran más que sacrificios.
A pesar de que formalmente se le conocía como la novia del Gran Duque, todos la llamaban así.
“Ni siquiera puede hablar, y pronto estará atrapada en la mansión del Gran Duque para siempre. ¡No hay nada que temer! ¿Verdad?”.
Mientras escuchaba a las sirvientas, Aria recordó lo que pasó la noche anterior.
Después de que consiguió las Lágrimas de Sirena, hechizar al Conde se volvió algo bastante simple.
Solo escupió las palabras *Véndeme a la casa del Gran Duque de Valentine* mezcladas en una canción.
‘¿Le cantaré como lo hice con mi padre?’.
No, no había necesidad de eso.
“¡No debes tener miedo!”.
Dijeron las criadas, mirándose unas a otras con expresión desconcertada.
Entonces, Aria rebuscó en una pequeña bolsa vieja que había estado cargando en su hombro.
En los días en que no podía hablar, era una bolsa que llevaba todos sus implementos de comunicación.
Dentro de la bolsa había una botella de tinta, una pluma y un paquete de cartas.
Aria escribió en una tarjeta y se la tendió a las criadas.
[Deshazte de esto. Hazlo comestible.]
Las criadas soltaron un grito ahogado. No podían creer lo que veían.
“Ja, quien se cree ella para estar ordenándonos…”.
Aria las miró fijamente, su expresión tan vacía como una hoja de papel en blanco. Luego, pateó el cuenco de sopa que tenía a los pies y derramó su contenido por todo el suelo.
[Justo en este instante.]
* * *
Aria miró a la criada que nerviosamente le servía el té.
Simplemente les había dicho que cambiarán la comida, la cual obviamente no era comestible para las personas, pero le sirvieron un té que ella ni siquiera había pedido.
La criada puso postres de los cuales ni siquiera se sabía el nombre sobre la mesa.
El dulce aroma flotaba en el aire.
“Este tipo de alimentos lujosos deben ser comunes para los aristócratas”.
Pero no para Aria.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que la trataron como un ser humano, no como un pájaro en una jaula?
Aria les hizo señas para que se fueran después de tomar un sorbo de té.
“S-si la joven señorita necesita algo, no dude en llamarnos”.
De ninguna manera.
Ella nunca les daría la oportunidad de compensarlo.
Aria las fulminó con la mirada, su vista se nubló con furia al recordar a las sirvientas que hábilmente habían abusado de ella. Era el tipo de mirada que albergaba intenciones maliciosas.
“Me vengaré algún día”.
Aria puso sus ojos en blanco.
Sus hermosos ojos carmesí brillaron suavemente entre las largas pestañas color rosado.
Mientras dejaba escapar una sonrisa que parecía más dulce que los postres en la mesa, las criadas se congelaron y abrieron las bocas aturdidas.
Luego, sus labios de color rosa pálido, tan hermoso como si los pétalos hubieran caído sobre ellos, se abrieron.
Salir.
Las criadas, que leyeron los labios de Aria, se sobresaltaron y abandonaron rápidamente el ático presas del pánico.
Después de un rato, el sonido de los pasos desapareció por completo.
‘Estoy segura de que todo su cuerpo se puso rígido cuando vieron mi sonrisa sarcástica’.
¿Acaso fue un poco feo?
Aria tocó su mejilla una vez más, su piel suave, que ya no tenía cicatrices.
Cuando Aria era sirena, el Conde Cortz siempre le hablaba de los nobles.
Los aristócratas dentro de la capital eran exigentes en cuanto las apariencias, detestaban todo lo que se considerara feo.
Como Aria tenía una marca de quemadura que cubría la mitad de su rostro, fue etiquetada como fea.
Por eso el Conde la obligó a usar una máscara.
Sin embargo, ya no necesitaba una porque ya no tenía las cicatrices de quemaduras.
‘Aun así, debería cubrirme la cara de nuevo’.
Aria conocía la mirada de asco de las personas. Fue la misma mirada que hicieron los nobles cuando accidentalmente se quitó la máscara una vez.
Cada vez que alguien veía su rostro, les daba unas feroces ganas de vaciar todo el contenido de sus estómagos. Verla los enfermó desde las puntas del cabello hasta las uñas de los pies.
Para Aria cubrir su rostro era una total necesidad.
La rutina diaria de Aria consistía en usar una máscara, por lo que planeó hacerlo nuevamente.
* * *
“¿Estamos en el camino correcto?”.
El Conde Cortz gruñó, irritado por el traqueteo de las ruedas del carruaje.
“N-no estoy seguro, mi señor. Hemos estado siguiendo el camino, pero ni siquiera puedo ver la entrada de la montaña…”.
El cochero respondió con voz temblorosa
“Si no lo sabes, ¿Quién diablos lo hará?”.
Gritó, finalmente perdiendo los estribos.
“¡Detenga el carruaje ahora mismo!”.
El Conde se enfureció.
Definitivamente era de mañana cuando salieron de la mansión, pero ahora, el sol ya se estaba ocultando.
Aria y el Conde habían estado viajando dentro del carruaje durante días sin descanso. Estaban completamente agotados.
“¡Maldita sea!”.
Gritó, apretando los dientes.
“Ese demonio bastardo, lo juro, un día voy a…”.
El Ducado de Valentine era una tierra desconocida. Escondida entre las montañas y bosques, la tierra estaba aislada del mundo exterior. Los extranjeros tenían estrictamente prohibida la entrada.
Además, el territorio contaba con estrictas medidas de seguridad. Revisarían a todos minuciosamente antes de dejar entrar a alguien.
Incluso cuando participaba en actividades diplomáticas grandes y pequeñas o en tratos con gremios de comerciantes, la familia Valentine siempre había censurado a sus oponentes con gran rigor.
Comprensiblemente, ignoraron la oferta del Conde de encontrarse.
‘Ni siquiera hubo una sola respuesta’.
Reflexionó Aria.
La familia Cortz fue famosa por su linaje de músicos.
Entre ellos estaba el maestro Louisse Cortz. Era famoso por su abrumador talento para cantar, escribir canciones y componer.
Fue conocido como “El padre de la música” y es considerado el mejor músico de todos los tiempos.
Incluso Cortz, el maestro de la música, fue ignorado por los Valentine.
“Malnacidos”.
Espetó el Conde. Su rabia explotó como magma.
Inmediatamente contrató a un guía del gremio, conspirando para irrumpir en la mansión del Gran Duque.
“Es mejor volver, mi señor”.
El guía comentó con calma.
Pero Aria estaba petrificada.
Sintió un escalofrío en la columna.
“¡Tu pedido fue ridículo desde el principio! Nadie se atreve a visitar la mansión del Gran Duque. ¡Aquellos que ingresan a las Montañas nunca han regresado con vida!”.
El Conde le había dado una gran suma de dinero, pero le dijo que regresara. La ira hervía profundamente en su sistema y estaba listo para matar al guía.
“¡Ustedes fueron los que aceptaron mi comisión! ¡Si no te atreves a asumir la responsabilidad, debes pagar con tu vida!”.
El Conde Cortez abrió las puertas del carruaje y sacó su espada, listo para cortarle el cuello.
“Si me mata, el gremio también te perseguirá”.
“¡Entonces ambos iremos al infierno!”.
El Conde Cortz gruñó blandiendo la espada intentando cortar profundamente el cuello del guía.
“¡AH!”.
Los dos continuaron discutiendo; mientras tanto, la mirada de Aria estaba en otra parte.
Se inclinó fuera del carruaje y estiró los brazos por la ventana.
De repente, sintió una sensación de hormigueo.
‘¿Esto es… una barrera?’.
La fuente del poder de las sirenas son los encantamientos.
Los “encantamientos” de las Sirenas.
El “mana” de los Magos.
El “poder divino” de los Sacerdotes.
El “poder curativo” de los Chamanes.
Cada poder tiene sus propias diferencias, pero la esencia de la energía era más o menos la misma.
La barrera bloqueó la entrada de la Montaña.
‘¿Esto es quizás… una ilusión?’.
La barrera les impedía entrar en la montaña creando una ilusión. Parecía como si caminaran en línea recta, pero en realidad, estaban constantemente dando vueltas alrededor del mismo lugar.
Algunos intrusos no pudieron hacer frente a la situación, por lo que terminaron suicidandose.
‘Como era de esperar, esto no fue fácil’.
En ese momento.
El sol se había ocultado por completo dando paso a la oscura noche. Los caminos que estaban iluminados apenas unas horas antes se perdieron en la oscuridad. Cuando el bosque cayó en la oscuridad, Aria escuchó los gritos de las bestias.
¡Bang!
Hubo un impacto y una vibración cuando el suelo tembló.
“¡Agh!“.
“¡¿Q-qué demonios?!”.
Los caballeros de la Casa de Cortz desenvainaron sus espadas, la piel de todos estaba húmeda por el sudor frío.
“¡Por eso te dije que volvieras!”.
El guía se lamentó.
“Dios mío, ¿qué vamos a hacer si el rumor sobre el monstruo es cierto?”.
“¿Monstruo?”.
“La bestia deforme. Muchas veces más grande que el depredador común…”.
“¿Qué? ¡¿Por qué me dices eso ahora?!”.
“¡Porque no dejabas de gritarme! ¡Ni siquiera te detuviste a escuchar!”.
Acusó el guía.
Aria también había oído hablar del rumor.
La razón por la que tanta gente pensaba en los Valentine como adoradores del diablo era por el rumor.
“Es la maldición del diablo…”. Murmuró alguien.
De repente, estalló un grito.
“¡¡¡Argh!!!“.
“¡A-ayuda!”.
El sonido resonó por todo el bosque, desesperado y aterrorizado. Fue un grito de histeria e incredulidad, bordeando el miedo. El grito fue una de las últimas palabras de uno de los guardias antes de morir.
Aria miró fijamente a los caballeros que la rodeaban y no apartó la mirada ni por un segundo.
Sin embargo, cuando parpadeó, otro caballero cayó al suelo, su cadáver empapado en un charco de sangre.
‘¡Mis ojos no pueden seguir el ritmo, pero sé que hay algo aquí!’.
Un momento después, todos estaban muertos. Los caballeros, mercenarios, guías e incluso los cocheros… la vida que una vez había habitado dentro de ellos no se encontraba por ninguna parte.
Fue una brutal matanza.
El suelo estaba cubierto de cuerpos sin alma que yacían inertes.
Aria levantó la cabeza del suelo. En medio de los cadáveres ensangrentados se encontraba un hombre vestido con una capa negra.
“Qué entretenido”.
Sonrió.
Su voz era profunda, como el retumbar bajo de un trueno.
“¿Cómo cayó la Casa de Valentine en tal estado? La jerarquía social no es más que una broma”.
Una masacre acababa de ocurrir ante los ojos de Aria, pero no sintió remordimiento. Su miserable pasado había disminuido sus emociones.
‘Este método de matanza…’.
Al lado del hombre había dos grandes criaturas que parecían ser los “monstruos” de los que hablaba el guía.
“Ha pasado un tiempo desde que los perros comieron”.
El hombre llamó a las bestias “perros”.
La criatura era enorme y grotesca con el pelo negro y enmarañado. Parecían lobos que eran tres veces más grandes que el tamaño normal.
Entonces Aria miró fijamente a los ojos del hombre.
‘Ojos grises…’.
El hombre se acercó a ella, pasando la pila de cadáveres, y la apuntó con su espada.
Sus labios se separaron.
Mátala.
El cerebro de Aria había dejado de funcionar.
Las bestias corrieron hacia ella y sus rodillas cedieron al caer al suelo frío y duro.
Cerró los ojos, esperando que le dieran el golpe final.
“¡¡¡Kyaa-!!!”.
…
Pero no había dolor en absoluto.
Aria abrió los ojos, las lágrimas nublaron su visión.
“Mmm…“.
El monstruo lamió la mano de Aria y movió la cola como un perro.
Traducción: Dashy
Corrección: Sumi
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