El Duque de Lancaster, que se rebeló para obtener la independiente del imperio, cayó en manos de un caballero fiel del Emperador, Laszlo Crixus.
Fue Ethel Lancaster, la joven y hermosa hija del ducado quien acabó siendo capturada miserablemente.
Ella fue vista como un “botín” por los nobles.
Ethel fue entregada al Laszlo Crixus por el Emperador ya que dijo que necesitaba una criada.
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