Vivian sintió que su humor estaba a punto de explotar.
‘Dios mío. ¿La princesa Serena, la que ponía a la gente de cabeza escupiendo respuestas indiferentes y cortas, no sólo ha aceptado mi invitación a la fiesta del jardín, sino que además me ha pedido que vayamos de compras juntas?’
Fingió no estar interesada en ella…
Vivian pensó en no volver a la capital de inmediato por si acaso, y al final bailó, emocionada por la respuesta de Serena. No se olvidó de besar el espejo tres veces. Además, ¡ahora mismo! Era una batalla por la última derrota. Ahora era ella misma la que estaba al lado de la princesa Serena. Vivian Jonas.
“Ah… La joven dama también estuvo aquí”.
No me sentó nada mal ver su ceño fruncido al instante. Más bien, era estimulante que fuera ella la que hiciera aparecer las arrugas en su frente. ‘¡Qué emocionante! ¡El poder es lo mejor!’
“¡Es la primera vez que nos vemos desde la ceremonia de compromiso entre el Joven maestro y la Princesa! ¿Supongo que aún no has regresado a tu finca?”
“Sí, bueno. Pronto será la temporada social, así que me estoy alojando en una casa de la capital. ¿La señorita Vivian sigue alojada en la finca de White?”
“Me gustó tanto que me estoy quedando un poco más. Al mismo tiempo, la señorita Serena me invitó a ver ropa juntos”.
“Ah…”
Mia miró a Serena con frustración y la miró directamente a los ojos. Vivian no se lo perdió y se acercó un poco más a Serena. Ante esa expresión, Mia levantó las comisuras de la boca de forma torcida y se revolvió el pelo. No sabía cómo las cosas se habían puesto así. ‘El asiento junto al suyo era el mío…’
‘Sólo por ese mendigo…’ Un hombre de pelo rubio claro entró en los ojos de Mia mientras pensaba. ‘Aiden…’
Crujido- El sonido del rechinar de dientes resonó en el incómodo silencio. Mia se estremeció ante el sonido, y Vivian aplaudió y se adelantó.
“¡Caramba, jovencita! Si rechinas los dientes de esa manera, ¡se te dañarán!”.
‘Esta pequeña mier…’
Mia alzó las cejas al ver a Vivian, que tenía a Serena detrás de ella mientras mostraba su impulso. Pensó que sería mejor irse sin más.
Serena, que sólo guardaba silencio ante su desfavorable situación, era tan… molesta.
‘Ella regresó muy diferente que antes’. Mia no podía saber qué tipo de regañina extraña soltaría la princesa a continuación.
Después de saludar bruscamente y prepararse para abandonar el lugar, en el momento en que Mia se agarró al dobladillo de su falda, Serena, que estaba contemplando tranquilamente la situación, abrió la boca con esa cara educada e inexpresiva.
“Creo que has venido a buscar ropa… Nos conocemos, así que vamos a mirar juntos. ¿Está bien, Jovencita Mia?”
“Ah… una locura”.
Mia, que había perdido el tiempo, cerró los ojos y los volvió a abrir. Forzó una sonrisa en su rostro y asintió. Las temblorosas comisuras de los labios de Mia mostraban sus verdaderos sentimientos.
“Por supuesto, Princesa Serena”.
Por lo que parecía, en esta pelea entre Vivian y Mia, parecía que la buscadora de atención Mia había perdido. Parecía que la forma en que ganarían o perderían dependía de mí… Me sentí como si me hubiera convertido en un jugador con una tasa de ganancia del 100%.
Al verlos pelear, pensé que sería bastante agitado si los dos se mantenían cerca. Normalmente, estaba bastante en contra de la agitación… pero con los planes de hoy, el frenesí ayudaría.
“Por supuesto, Princesa Serena”. La respuesta forzada fue satisfactoria. Además, realmente quería ver a Mia una vez más antes de morir. Porque había algo que realmente quería decirle.
“Vamos a sentarnos primero. Señora, debe haber una sala de dibujo en el salón, ¿verdad?”
“Sí, por supuesto, señorita Selena”.
Madam, que había estado observando a las dos sonriendo y escupiéndose en la cara después de que la levantara, enderezó su postura y me guio.
“Gracias por lo de antes, señorita Serena”, me susurró en voz baja. Ante ese susurro, asentí bruscamente y la seguí.
El salón era más grande de lo esperado. Como estaba situado cerca de la capital y los principales clientes eran nobles adinerados, el salón parecía ser lo más lujoso posible.
“Señoras, ¿qué pasa con el té?”
Los ojos de todos se volvieron hacia mí. La vida social era dirigida por el estatus.
“¿Tienen romero?”
“Claro, ¿y los demás?”
La señora sonrió y miró a las dos mujeres, y Vivian respondió inclinándose rápidamente hacia delante.
“¡Yo también! El romero”.
“…Yo también”.
Mia, con un paso de retraso, respondió con una expresión de fastidio. Parecía que la guerra entre estas dos no había terminado aún.
“Sí, entonces traeré el catálogo con el té”.
Una vez que la señora se hubo marchado, el silencio se hizo de nuevo en el gran salón en el que permanecíamos los tres y unos pocos sirvientes. En el tiempo sin sentido de la repetida guerra de nervios y el silencio, recordé las palabras que tenía que decirles a los dos.
“Ahora que lo pienso… La joven dama Vivian. Mi madre me dijo que le enviara sus saludos”.
“…Oh, Dios mío. ¿La Duquesa? ¿A mí…?”
Vivian abrió la boca con una expresión de sorpresa en su rostro. Mis labios cerrados se levantaron lentamente. Casi agaché la cabeza admirada por el dramático cambio de expresión y las líneas robadas de alguna telenovela. No importaba la reacción de Vivian. Le entregué las palabras a ella y de todos modos no le enviaría la respuesta a mi madre.
Ahora era el turno de nuestra buscadora de atención, Mia. Cuando nuestras miradas se encontraron, Mia levantó los labios, incapaz de ocultar su disgusto. Era bastante patético que la punta de sus labios temblara.
“¿Qué pasa… Princesa Serena?”
Como si no le gustara hablar con educación, Mia acentuó las últimas palabras. Desde mi perspectiva, parecía que alguien iba a interpretar un musical lleno de nostalgia. Y yo conocía a alguien que encajaría perfectamente en este musical.
“Jovencita Mia, quizás, ¿conoces a un noble como un pavo real?”
“… ¿Perdón?”
Mia hizo una expresión, preguntando qué clase de tonterías estaba diciendo. Pero realmente quería presentarle este hombre a Mia. Si estos dos se juntaban, se podría completar un gran musical.
“¿Entonces tienes un padrino?”
“Sí. Lo tengo.”
“Ah. Ya veo.”
‘Oh, este esfuerzo es inútil…’
Pude ver desde lejos a un hombre pavo real agitando su bastón con pena. Era perfecto para el padrino de Mia.
“Pero por qué preguntas… ¿Puedo saber?”.
Mia me miró con ojos sospechosos. Sus ojos se preguntaban por qué yo preguntaba por su padrino. ¿Podría ser su padrino el mismísimo Emperador?
“Había un pavo real que quería presentar como tu padrino”.
“…¿Presentar a un pavo real como mi padrino? ¡Ha!” Mia, cuyas orejas estaban rojas, chasqueó. Debió de imaginarse un pavo real como su padrino.
‘Parece que la metáfora no funcionó en este mundo. O puede ser que no haya metáforas en el diccionario de Mia… Ah… Pero cuando lo pienso, creo que un pavo real encajaría bien como su padrino. Porque es una persona a la que le gusta llamar la atención… Así que cuando el pavo real despliegue sus plumas después de presentarlo como su padrino, la gente no podrá apartar la mirada. Las princesas originales de D*sney también llevaban al menos un animal como firma…’
A pesar de mis profundos (¿?) pensamientos, Mia parecía pensar que la estaba insultando.
“…Me iré, ¡no quiero mirar más la ropa!”
Mia se levantó de un salto y chasqueó los dedos hacia sus sirvientes, y dos grandes sirvientes se apresuraron detrás de ella. Al mismo tiempo, la puerta se abrió con un golpe…
“El té está listo… no…”
Clak- La puerta se cerró de nuevo.
Cuando la señora se encontró cara a cara con Mia en la fría atmósfera, y dio un paso atrás, el sonido de una risa reprimida resonó en toda la habitación.
“Ja… ¿Crees que la situación ahora es divertida…?”
Mia, cuyo cuerpo temblaba por un motivo diferente al de los demás, giró la cabeza con dinamismo hacia mí y los sirvientes de Vivian.
Los cabellos rojos se agitaron mientras sacudía la cabeza, y los criados que habían estado conteniendo la risa inclinaron la cabeza. Lo mismo hizo Aiden, que estaba de pie junto a ellos.
‘Qué clase de mundo sucio es este… donde no puedes reírte, aunque sea divertido y tu té no está listo aunque lo esté…’
“Señorita Mia. Ese es Aiden”.
Me levanté lentamente de mi asiento. Era para despedir a la pobre señora que tenía que volver con el té totalmente preparado.
“Aiden… Sí, es Aiden”, dijo Mia, poniendo los ojos grandes.
‘Es Aiden, ¿qué pasa con él?’ Parecía que, si le quitabas el brazo izquierdo a la antigua villana, podía hablar con su mente. Sentí como si una voz resonara en mi cabeza, aunque ella no abriera la boca.
Pasé junto a Mia sin hacer ruido y puse la mano en el pomo de la puerta. Estaba lo suficientemente cerca como para que la áspera respiración de Mia llegara a mis oídos.
“Significa que soy la única que puede enfadarse con mi pueblo. Señorita Mia Rashapel”.
¡Ha! Giré el pomo de la puerta al mismo tiempo que la voz chillona volvía a sonar en mis oídos. Detrás de la puerta estaba Madam de pie en el pasillo lateral, con la mirada perdida sosteniendo una bandeja de té y un catálogo.
“Señora, ¿ya está listo el té?”
“Sí… ¡Sí! Señorita Selena”.
Mia, cuyo rostro se puso blanco y rojo, levantó los labios torcidos y arrugó la nariz. Parecía querer echar la puerta abajo y salir corriendo ahora mismo.
“Puedes entrar como quieras”.
“Eso está bien. Ya que el té está listo… Beba despacio antes de irse, Jovencita Mia”.
‘Pero no puedes irte todavía, Mia.’
Mia era perfecta para mi plan. A ella le gustaba llamar la atención, y a veces realmente destacaba.
En otras palabras, tenía un excelente talento en el apartado de llamar la atención que me interesaba y buscaba.
Traducción: X.R.
Corrección: X.R.
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