¿Oscuro? Switch Mode

(Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41

A+ A-

Justo en el momento en que la daga trató de apuñalarme.

 

—¡Argh!

 

El brazo del chamán se dobló en una forma grotesca y cayó al suelo. Levanté la cabeza, sintiendo mi corazón latir con fuerza.

 

—…..

 

Del mismo modo, Lesche, que parecía haber corrido a toda prisa, estaba justo frente a mí. Me recorrió de la cabeza a los pies en un instante y miró hacia atrás.

 

—Estas ratas. ¿Y el resto?

 

—En el cuarto piso.

 

Simultáneamente al informe de Susan, se oyó un ruido sordo en las escaleras. Los chamanes bajaron rodando por las escaleras con las manos y los pies atados. Dos rodaron hacia abajo así, y los otros dos fueron arrastrados hacia abajo por otra persona.

 

No era otra que Johanna, la jardinera de esta desolada mansión. El hecho de que una mujer pulcra de mediana edad, a la que le gusta el verde que se asemeja a la hierba, simplemente arrastrara a dos hombres adultos, disparó un sentimiento de disparidad a su manera…

 

—Johanna, ¿esos son todos?

 

—Sí, mi señor, como esperaba, el resto estaba en el primer piso. Susan oyó hablar de la dama de ese olor. Incluso en el cuarto piso, seguían quemandolo, así que cuando les dije que se detuvieran, de repente atacaron a Linon…

 

—Atalos a todos y tiralos al sótano. Mañana llamaré a los caballeros.

 

—Sí, Su Alteza.

 

Le pregunté a Johanna.

 

—¿Qué hay de Martha?

 

— Está bien. Vi antes que no la apuñalaron en ningún punto vital.

 

“Eso es un alivio”.

 

Es realmente genial. Lo que significa que Johanna venció a cuatro chamanes y, mientras tanto, verificó dónde estaba herida Martha.

 

La conmoción terminó a la medianoche.

 

En esta situación urgente, no podía decir que dormiría en el comedor, así que regresé al dormitorio del Gran Duque. Antes que Lesche, por supuesto. Porque parecía ocupado lidiando con los chamanes.

 

Crucé mis brazos y miré fijamente el dormitorio por un momento. No puedo creer que esté de regreso unas horas después de pelear así.

 

“Realmente me alegro de haber salvado a Martha.”

 

Pensando en acostarme en el sofá, me acerqué a la cama y me acosté. Es una cama en la que pueden dormir cómodamente seis personas, por lo que había suficiente espacio para que Lesche se acostara solo con los brazos y las piernas extendidas.

 

Él también tuvo una pelea conmigo, pero no pensé que vendría a la cama y se acostaría a mi lado.

 

No fue hasta que me acosté después del disturbio de hoy que me sentí triste. ¿No puedes preguntarme si estoy bien? ¿Y qué pasó la última vez, tuviste que sacar a colación la historia de Kalis y presionarme? Sentí curiosidad por la hermosa mansión de Laurel y solo quería salvar a aquellos que han construido sus propios recuerdos.

 

Sí.

 

Solo quería salvarlos.

 

‘… Y a ti también’.

 

Enterré la barbilla en la almohada, levanté los ojos y miré al vacío. Lesche Berg.

 

¿No le importaba lo suficiente como para llamar también a un chamán de otro país?

 

Para salvar a Martha y convertir este lugar en un lugar habitable.

 

Aunque pensé que podría haber circunstancias que no aparecían en la historia original, que no conocía, fue difícil reprimir mi tristeza.

 

“No sé, ponte en cuclillas en el sofá”.

 

Me di la vuelta y me acosté en posición recta. Abrí los ojos y miré al techo, y la puerta del dormitorio se abrió de golpe. Después de una pausa, escuché el sonido de la puerta cerrándose.

 

El sonido de alguien caminando hacia la cama.

 

Eran todos sonidos de Lesche Berg, pero deliberadamente no respondí. Solo me acosté de espaldas.

 

“¿Qué vas a hacer?”

 

No volví la cabeza ni una sola vez, a pesar de que sentí la presencia de Lesche frente a la cama.

 

—…..

 

Hubo un silencio abrumador en el gran dormitorio.

 

Después de un rato, pude sentir a Lesche Berg sentado en la cama mirándome de reojo. Por supuesto, aún así no le dediqué ni una mirada.

 

—Seria.

 

—…..

 

En voz baja. Me sorprendió un poco el llamado claro*. Fue el momento en que volví la cabeza de lado. De repente, una mano la agarró por la barbilla. Una abrumadora fuerza la levantó, en un abrir y cerrar de ojos.

 

(*N/T: Le sorprende que la llamara directamente por su nombre. Recuerden que siempre la llama Señorita Seria o Seria Stern)

 

Ni siquiera tuve tiempo de preguntar qué estaba haciendo. Porque, como estaba, Lesche se acercó a mi espalda. La mano grande miró desde la parte inferior de mi cuello hasta mi cintura como para medir algo, y pronto, Lesche cayó sobre una rodilla y se sentó frente a mí.

 

—…..

 

Me las arreglé para cerrar con fuerza mi boca. No tenía más remedio que hacerlo. Porque la mano de Lesche sujetó mi tobillo. Me tambaleé ligeramente en ese momento, y me recosté en la cama. Las manos de Lesche que tocaban mi piel eran duras.

 

No pude decir nada porque estaba muy avergonzada. Me di cuenta lentamente. En este momento, este hombre … se está asegurando de que no tuviera ninguna herida en mi cuerpo. El mismo toque que revisó mis pies tocó mi cintura.

 

Lesche levantó la cabeza.

 

—No parece que haya lesiones.

 

—… Sí, pienso igual.

 

En medio de esto, mi tobillo estaba siendo firmemente sujeto por Lesche, así que me encogí un poco.

 

—No tengo nada, así que déjame ir.

 

Lesche me miró en silencio y soltó mi tobillo lentamente. Pero eso es todo. Lesche no se levantó. Mientras estaba sentado frente a mí, simplemente me miró. El rostro de Lesche era inexpresivo. Sus ojos inexpresivos estaban mucho más apagados que de costumbre.

 

—No lo entiendo.

 

También su voz.

 

Sus ojos rojos estaban ensombrecidos.

 

—Le dijiste a Susan que los chamanes eran sospechosos.

 

Fue cierto que le dije eso. Resultó ser algo bueno. De lo contrario, habría sufrido como Martha.

 

Pero Lesche no parecía pensar eso.

 

—Si hubiera salido un poco mal, te habrían apuñalado. ¿No lo sabías?

 

— Lo sé.

 

—¿Sabes lo imprudente que fue?

 

—Nunca me habrían apuñalado profundamente. Sabían que era una Stern. Incluso si tienen miedo a que haya represalias. Así que no habrías tenido ningún problema.

 

—Seria Stern.

 

Su mandíbula estaba tensa.

 

—No estoy hablando de problemas ahora.

 

—¿Entonces?

 

—¿Por qué diablos no me lo dijo?

 

—¿Por qué no se lo dije?

 

Mordí mis labios, y miré directamente a Lesche.

 

—¿Qué puedo decirle a alguien que se burla de mí por romper con Kalis?

 

— … ¿Qué?

 

—Estabas tratando de lastimarme. Querías herir mis sentimientos y que me callara.

 

Esto sucedió varias veces en la capital imperial antes de llegar a la finca Berg. Sin embargo, las experiencias frecuentes nunca me hicieron acostumbrarme. Ni siquiera quería acostumbrarme. Un sentimiento de tristeza se disparó.

 

—¿Quiere que le cuente sobre mi seguridad? ¿Cómo? ¿Puedo hacer eso, Su Alteza?

 

Los ojos rojos de Lesche , que rara vez se movían, temblaron levemente.

 

—No era mi intención… Maldita sea.

 

Lesche se mordió los labios con fuerza y ​​se tocó la frente con rudeza. El silencio llenó el dormitorio. Aparté los ojos sin decir una palabra. Lesche Berg también guardó silencio durante un rato.

 

¿Cuánto tiempo seguirás haciendo eso?

 

—Lo siento.

 

Palabras inesperadas resonaron en mis oídos. Miré hacia adelante de nuevo, dudando de mis oídos.

 

—… ¿Qué?

 

—Lo siento. No quería hablar de eso de esa forma.

 

—…..

 

Lo que su voz repitió fue una disculpa clara. Perdón… ¿Qué acabo de escuchar de este hombre? ¿Y dos veces?

 

Me avergoncé cuando mi sentido de la realidad volvió tarde, así que di un paso atrás sin darme cuenta.

 

El problema era la distancia de Lesche. Estaba cerca, por lo que su pie golpeó su pierna. Lesche sonrió.

 

—No hizo ni cosquillas, mucho menos un golpe así. No sabes cómo patear a un caballero.

 

—Quién te quiere patear … Solo fue un accidente.

 

La vergüenza se desvaneció un poco y lo que Lesche dijo lentamente se instaló en mi cabeza. Se enojó conmigo. Lo hizo, pero fue por preocupación.

 

—No quería hablar de eso de esa forma.

 

Después de escuchar esas palabras junto con la disculpa. Ya no quería aumentar mi autoestima. Porque incluso escuché sobre el hermano ilegítimo de Linon. Hasta cierto punto, era comprensible el por qué Lesche tomó esa decisión.

 

—… Su Alteza.

 

Después de llamar a Lesche, me moví lentamente hacia un lado. Alternativamente me miró fijamente a mí y a la cama donde estaba recostada.

 

—¿Quiere que me acueste a su lado?

 

— ¿Qué? Lo está diciendo de una forma extraña. — Tímidamente dije. —Debe estar cansado porque trabajó mucho hoy. ¿Va a seguir arrodillado en el suelo?

 

—Pensé que la señorita querría eso.

 

—¿Qué clase de persona cree que soy-…? ¿Puedo hacer eso?

 

Tan pronto como le pregunté, me callé. Porque la forma en que Lesche me mira rara vez es suave.

 

—No.

 

—…

 

—No puede.

 

—Sí …

 

Tosí y me di la vuelta.

 

—¿Bueno? Acuéstese rápido. Tengo que dormir.

 

Lesche, que me miraba, se levantó suavemente y se acostó a mi lado. Hubo un silencio durante un momento.

 

Para ser honesta, pensaba en Lesche como un protagonista masculino frío y arrogante. Por supuesto, esa parte era cierto. Sería extraño a su manera si un hombre en esa posición no fuera arrogante.

 

Sigo pensando una y otra vez en su disculpa.

 

Mientras miraba el techo, puse los ojos en blanco y miré a su lado. Los ojos de Lesche estaban cuidadosamente cerrados, pero era obvio que estaba despierto.

 

—Señorita.

 

Su voz bajó.

 

—Llamémonos por nuestro nombre de pila.

 

—¿Qué?

 

—Llamémonos por nuestro nombre. Es extraño decir “Señorita” todo el tiempo, ya sea que esto sea temporal o lo que sea.

 

Me reí ante las palabras inesperadas. Recordé la escena en la que Martha regañó a Linon por usar honoríficos.

 

—Por casualidad.

 

—¿Por casualidad?

 

Levanté las cejas, conteniendo la risa.

 

—¿Escuchó algo de Martha? Su Alteza.

 

—Lesche.

 

Sus ojos se miraron hacia mí al mismo tiempo. Cerré la boca y lo miré como si hubiera captado la mirada de Lesche. No estoy segura de por qué. No sé … fue una voz que de alguna manera hizo que mis mejillas se sonrojaran.

 

—…..

 

Así que no pude responder fácilmente, pero después de mucho tiempo apenas pude abrir la boca

 

—… ¿Lesche?

 

Afortunadamente, no hubo respuesta ante la pequeña llamada. Hubiera sido vergonzoso que Lesche fuera sarcástico y dijera: “Respondió muy tarde”.

 

Fui generosa y agregué otra frase.

 

—Que tengas dulces sueños, Lesche.

 

Por supuesto, en una voz muy pequeña. Casi un susurro.

 

 

 

Etiquetas: leer novela (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41, novela (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41, leer (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41 en línea, (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41 capítulo, (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41 alta calidad, (Novela) Las circunstancias de una verdadera villana Capítulo 41 novela ligera, ,

Comentarios