Un día recogí un monstruo, era una cría de zorro de nueve colas.
Como estaba preocupada por el tratamiento de aquel ser, conocí a una sacerdotisa del continente oriental, ella me dijo que lo criara hasta que fuera adulto y luego lo enviara a dónde pertenecía.
Criar un cachorro de zorro… ¿Cómo puede un humano maldito acoger y tratar un ser de este tipo? Era desconocido y aterrador para mí, pero no podía rechazarlo. Porque el zorro… era tan encantador.
Crié a esta bestia con tanto amor… pero ahora que ha crecido, se enoja tanto que tiembla del coraje y se niega a ser independiente.
“No puedes huir”.
“Ayúdame a seguir siendo bueno, Celia. Quédate a mi lado para siempre”.
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